Yo soy Andaluz

Ser Andaluz es motivo de orgullo.

Cuando nos menosprecian por nuestra forma de hablar, cuando nos consideran un pueblo servil, cuando se burlan de nuestras tradiciones… aparece el orgullo patrio y tiramos de Lorca, Juan Ramón, Murillo, Machado (Manuel, por supuesto), Pemán, Falla y una lista interminable de artistas, literatos y demás iconos culturales.

Si, está bien, yo también me siento orgulloso de todos ellos, pero también siento orgullo del auténtico héroe andaluz, del anónimo, del que trabaja de sol a sol y le queda un poco de tiempo para ensayar con su chirigota, o del que después de llevar treinta años viviendo en Cataluña sigue manteniendo acento ayamontino, o del que a fuerza de personalidad y sin ningún complejo ha conseguido que se conozca más a Lepe por su fresa que por sus chistes, o…

Todos estos andaluces anónimos que, simplemente por su forma de vida ponen de manifiesto lo que es la auténtica identidad de un Pueblo son los que realmente nos hacen grandes porque, más allá de Juan Ramón, en nuestra tierra se respira cultura por cada rincón, en cada casa… en cada Andaluz.

Hoy me he sentido un poco más ANDALUZ, si cabe, cuando me he acordado de Alemania, de Bruselas y de toda la corte celestial…

… y he bajado a la tienda a comprar un kilo de pepinos.

Os invito a probar la experiencia, camino de mi casa bailaban dos palabras en mi cabeza: IDENTIDAD y ORGULLO.

Nunca imaginé que algo tan insignificante como un kilo de pepinos me hiciera andar con la cabeza tan alta.

Esto, también es ser Andaluz.