Tábula Rasa

… negación de la crisis.

… acuerdos secretos con E.T.A.

… menosprecio a las víctimas del terrorismo.

… ridículos reiterados en las relaciones internacionales.

… alianzas extravagantes.

… desinterés absoluto por la economía.

… ninguneo a parados y pymes.

… amparo legal a delincuentes menores de edad.

… persecución implacable a fumadores.

… ministros sin formación ni educación.

… cesiones irresponsables a nacionalistas.

… mentiras en lugar de medidas.

Y así podría seguir seis o siete horas más enumerando los despropósitos de Jose Luis Rodríguez ZetaParo y sus secuaces.

Sin duda, la etapa más oscura, nefasta y esperpéntica de nuestra democracia y muy posiblemente de toda la historia de España.

Esto es un hecho, que cada cual querrá interpretar o maquillar a su manera pero, al fin y al cabo, un hecho.

Además de todo esto, atentan contra la inteligencia de todos nosotros, vulgar populacho, hablándonos de crispación y no se cuantas chorradas más cada vez que la oposición osa alzar la voz contra los atropellos de su selecto grupo de elegidos.

¿Y qué hace la oposición?

-         Se callan como putas.

¿Por qué?

-         Porque les resulta más cómodo dejar que estos inútiles les regalen los votos que llamar a los ciudadanos a pedir elecciones anticipadas.

¿Elecciones anticipadas?

-         Si, hombre, si… y a comernos nosotros todo el marrón ¿tes quié i ya?

En un lenguaje sencillo, esta es la línea ideológica que ha mantenido la oposición, encabezada por Mariano Rajoy, durante el último año: Preocuparse más de los resultados de las urnas que del interés del país.

Evidentemente el primero es el único culpable de la nefasta gestión que se ha hecho en España de esta Crisis del Capitalismo Mundial, pero el segundo ha puesto de manifiesto las únicas y verdaderas intenciones de toda la clase política española.

Afortunadamente un grupo de chavales, no solo los anti-sistema, está denunciando las vergüenzas de esta casta de vampiros, sacando a la calle a los que realmente representan el sentir de la mayoría de los españoles: los indignados, los desesperanzados, los inconformistas… y resulta que, a mi edad, estoy con ellos.

No sé si con 47 puedo seguir siendo rebelde o ya solo soy un inadaptado, pero estoy con ellos.

No sé las consecuencias de llenar las urnas con votos en blanco, pero estoy con ellos.

No sé si al final este movimiento que en su origen es exclusivamente ciudadano se acabará politizando y vendiendo sus logros al mejor postor, pero mientras eso no suceda estoy con ellos.

Es cierto, hay muchas cosas que no sé… pero se perfectamente lo que no quiero.