... más allá de cualquier duda razonable.
No se si con este comentario llego tarde para cerrar la herida que, posiblemente con más vehemencia, abrí hace unos meses.
Ante todo, quiero dejar claro que fui yo quien levantó el dedo acusador contra Oscar Daza acusándole de ser el tal León Kennedy. Llegué a esa conclusión después de analizar gramaticalmente varios textos suyos y compararlos y después de crearme un perfil psicológico de ambos. Pero hay una cosa que no tuve en cuenta: Cuando quieres que dos perfiles coincidan, puedes dar por hecho que acabarán haciéndolo, porque quizás el analista olvida analizarse a sí mismo y a sus deseos de que las pesquisas lleguen hasta el objetivo marcado.
Algunos amigos, a los que transmití mis conclusiones, han confiado ciegamente en mi palabra y, tal vez llevados por la rabia contenida, han arremetido contra Oscar sin cuestionar ni una coma de mis afirmaciones.
Desde aquí quiero disculparme, tanto con Oscar, como con los amigos que se han dejado arrastrar por mi contundente error.
En su momento llamé a Oscar y él accedió encantado a mantener una conversación conmigo. Nos sentamos, nos miramos de frente, nos sinceramos y… honestamente tengo que decir que después de aquella charla no me quedó duda alguna de que Oscar Daza no es León Kennedy. Tampoco me quedó ninguna duda de que me comporté de una forma ruin y de que arrastre en mi caída a varios amigos.
Nos hemos comportado con Oscar como con algún presunto culpable de un crimen que ha sido detenido por la policía, es decir… pasándonos la presunción de inocencia por el forro del castañoscuro… pero aquí no hay policía, no se ha cometido ningún crimen y nadie ha sido detenido.
Para condenar a alguien, es necesario que a la vista de las pruebas aportadas por la acusación y la defensa se tenga la certeza de que el acusado es culpable… “Más allá de cualquier duda razonable”.
¿Es el caso?
Si alguien se empeña en continuar con este linchamiento que no olvide que, cuando señalamos con un dedo, otros tres nos señalan a nosotros.
Mis más sinceras disculpas a TODOS.
Ante todo, quiero dejar claro que fui yo quien levantó el dedo acusador contra Oscar Daza acusándole de ser el tal León Kennedy. Llegué a esa conclusión después de analizar gramaticalmente varios textos suyos y compararlos y después de crearme un perfil psicológico de ambos. Pero hay una cosa que no tuve en cuenta: Cuando quieres que dos perfiles coincidan, puedes dar por hecho que acabarán haciéndolo, porque quizás el analista olvida analizarse a sí mismo y a sus deseos de que las pesquisas lleguen hasta el objetivo marcado.
Algunos amigos, a los que transmití mis conclusiones, han confiado ciegamente en mi palabra y, tal vez llevados por la rabia contenida, han arremetido contra Oscar sin cuestionar ni una coma de mis afirmaciones.
Desde aquí quiero disculparme, tanto con Oscar, como con los amigos que se han dejado arrastrar por mi contundente error.
En su momento llamé a Oscar y él accedió encantado a mantener una conversación conmigo. Nos sentamos, nos miramos de frente, nos sinceramos y… honestamente tengo que decir que después de aquella charla no me quedó duda alguna de que Oscar Daza no es León Kennedy. Tampoco me quedó ninguna duda de que me comporté de una forma ruin y de que arrastre en mi caída a varios amigos.
Nos hemos comportado con Oscar como con algún presunto culpable de un crimen que ha sido detenido por la policía, es decir… pasándonos la presunción de inocencia por el forro del castañoscuro… pero aquí no hay policía, no se ha cometido ningún crimen y nadie ha sido detenido.
Para condenar a alguien, es necesario que a la vista de las pruebas aportadas por la acusación y la defensa se tenga la certeza de que el acusado es culpable… “Más allá de cualquier duda razonable”.
¿Es el caso?
Si alguien se empeña en continuar con este linchamiento que no olvide que, cuando señalamos con un dedo, otros tres nos señalan a nosotros.
Mis más sinceras disculpas a TODOS.
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