Para que le crea su Dios
No sé yo si sus palabras
se tornarán realidad.
Si esa imagen renovada
que se quiere promulgar,
tendrá cabida en el templo
de la eterna falsedad.
Lo mismo lo hacen y todo,
se despojan del boato,
y lo mismo de aquí a un rato
lo anterior se queda atrás.
Qué alegría la de los fieles
escuchando al nuevo Papa.
Su alegato a la pobreza,
su mundana reflexión...
Francisco, le queda tela
para que le crea su Dios.
Empiece por ir donando
las ganancias vaticanas
a la gente que rezando
ha ido perdiendo hasta el alma.
Continúe castigando
a todos esos colegas
que utilizaron la fe
desvirgando la inocencia.
Tampoco estaría de más
que, cuando quepa en su agenda,
ponga un condón a la rabia
tantas veces manifiesta.
Usted, casado con Dios,
no se meta en las alcobas
para juzgar al amor.
Tenga fe en la especie humana
sin ninguna distinción.
No alargue más las manazas
de anillo de pescador
para pescar alabanzas
de tanto y tanto traidor.
No, Francisco, eso más no.
Deje en paz la burocracia,
repudie tanto cordón,
ponga su cruz en la esperanza,
y convierta la abundancia
pidiendo mucho perdón.
Utilice sus contactos
no para hablar con el cielo,
que la gloria no se gana
echando leña al infierno.
Hable con pies en la tierra
sin padres nuestros ni credos,
haga suyo el mal ajeno
e irá ganando terreno.
Que su fe bien la razone.
Que su razón le haga bueno.
Que no sea inmisericorde
ni aproveche la miseria
para extender el imperio.
Si su verbo no está hecho
de cara a la galería,
dé cerrojazo a ese lujo
que apesta a hipocresía.
Predique con el ejemplo,
no en los templos, sí en la vida.
No implore a tantas estatuas
ni ande sobre las aguas.
Simplemente cambie el rostro
de la gente que respira.
Haga entender que el milagro
lo tiene la medicina.
Deje tranquila a la ciencia,
que investigue en libertad
con esas células madre
que sí que pueden salvar.
Haga hueco en su doctrina
un poco más al más acá,
que el más allá contamina
demasiado la verdad.
El tiempo le irá quitando
o dándole la razón,
pero sepa usted, Francisco,
que hace tiempo que su Iglesia
solita se desnudó.
Le toca a usted arroparla.
Con hechos, no con sermones,
y recuperar la gracia
que entre maldad e ignorancia
fue perdiendo en los sillones
de la que ahora es su estancia.
Autor: Joaquín Cabanillas
se tornarán realidad.
Si esa imagen renovada
que se quiere promulgar,
tendrá cabida en el templo
de la eterna falsedad.
Lo mismo lo hacen y todo,
se despojan del boato,
y lo mismo de aquí a un rato
lo anterior se queda atrás.
Qué alegría la de los fieles
escuchando al nuevo Papa.
Su alegato a la pobreza,
su mundana reflexión...
Francisco, le queda tela
para que le crea su Dios.
Empiece por ir donando
las ganancias vaticanas
a la gente que rezando
ha ido perdiendo hasta el alma.
Continúe castigando
a todos esos colegas
que utilizaron la fe
desvirgando la inocencia.
Tampoco estaría de más
que, cuando quepa en su agenda,
ponga un condón a la rabia
tantas veces manifiesta.
Usted, casado con Dios,
no se meta en las alcobas
para juzgar al amor.
Tenga fe en la especie humana
sin ninguna distinción.
No alargue más las manazas
de anillo de pescador
para pescar alabanzas
de tanto y tanto traidor.
No, Francisco, eso más no.
Deje en paz la burocracia,
repudie tanto cordón,
ponga su cruz en la esperanza,
y convierta la abundancia
pidiendo mucho perdón.
Utilice sus contactos
no para hablar con el cielo,
que la gloria no se gana
echando leña al infierno.
Hable con pies en la tierra
sin padres nuestros ni credos,
haga suyo el mal ajeno
e irá ganando terreno.
Que su fe bien la razone.
Que su razón le haga bueno.
Que no sea inmisericorde
ni aproveche la miseria
para extender el imperio.
Si su verbo no está hecho
de cara a la galería,
dé cerrojazo a ese lujo
que apesta a hipocresía.
Predique con el ejemplo,
no en los templos, sí en la vida.
No implore a tantas estatuas
ni ande sobre las aguas.
Simplemente cambie el rostro
de la gente que respira.
Haga entender que el milagro
lo tiene la medicina.
Deje tranquila a la ciencia,
que investigue en libertad
con esas células madre
que sí que pueden salvar.
Haga hueco en su doctrina
un poco más al más acá,
que el más allá contamina
demasiado la verdad.
El tiempo le irá quitando
o dándole la razón,
pero sepa usted, Francisco,
que hace tiempo que su Iglesia
solita se desnudó.
Le toca a usted arroparla.
Con hechos, no con sermones,
y recuperar la gracia
que entre maldad e ignorancia
fue perdiendo en los sillones
de la que ahora es su estancia.
Autor: Joaquín Cabanillas
Comentarios
“Usted, casado con Dios,
no se meta en las alcobas
para juzgar al amor.
Tenga fe en la especie humana
sin ninguna distinción”
“Que su fe bien la razone.
Que su razón le haga bueno.
Que no sea inmisericorde
ni aproveche la miseria
para extender el imperio”
“Haga hueco en su doctrina
un poco más al más acá,
que el más allá contamina
demasiado la verdad”
Bueno, muy bueno!!
(Qúe foto taaaaaan preciosa, JL,´no pierdes facultades!! Y tú, Jota, qué humilde te veo… vas a estar incubando algo, seguro!! :)