El día que conocí a Diego todos los demás estabamos borrachos, alguien me dijo que el chaval que llevaba toda la tarde tan serio escuchándonos cantar en el porche del INB LA ORDEN tocaba bien la guitarra y otro alguien aprovechó uno de mis muchos viajes en busca del mistela para pasársela. Ese día dejé de ser el que mejor tocaba del insti y tuve que hacerme notar cambiando las letras de las canciones por otras más "populares" mientras el nuevo idolo de masas rasgeaba la que, hasta entonces, me había dado tantos momentos de gloria y protagonismo. La opción más facil hubiera sido atacar al osado "maolillo" con burlas y descalificaciones hasta aburrirlo pero ¡Que cojones! tocaba de maravilla, así que decidimos hacerle un sitio en nuestra pequeña "familia". Poco tiempo después ya estabamos haciendo un grupo flamenco (que dirigía él), lo habiamos metido en nuestro equipo de futbito y venía con nosotros a los bailes-orgía de los sábados (en su moto de puño bajo). Bueno, lo de orgía era solo por nosotros, que terminabamos despelotándonos por la barriada Santa Marta a fuerza de mezclar Martini con Aguardiente porque era lo más barato. Fué nuestra Juventud, no mejor ni peor que otras, sencillamente... la nuestra. Recuerdo que en la primera cabalgata ya saliamos cantando y estrenamos nuestro primer popurrí, además de alguna que otra rumbita y sevillana, que era lo que nos sabiamos. Todavía no teniamos ni idea de eso de los tres-por-cuatro. Cuando volvimos de la puta mili (obligatoria entonces) ya habiamos escuchado carnaval y teniamos claro que queriamos hacer "eso", pero aquello de las modalidades empezó a dividir lo que hasta entonces había sido una pandilla unida y Diego se tiró por la comparsa. Lástima, nadie es perfecto. Veintimuchos años depués de nuestro primer grupo y casi treinta después de conocernos sigo manteniendo con él la misma amistad que entonces. Con nuestras vidas, nuestras obligaciones... pero siempre con una respuesta cariñosa al descolgar el móvil. Yo tiré por el camino de la chirigota y él ha sacado la comparsa más sincera sobre el escenario que ha dado el carnaval de Huelva. A su manera, con sus tendencias, con sus gustos personales y su forma de entender Nuestra Fiesta se ha consolidado como uno de los autores de culto en la modalidad. Por otra parte, en una de las muchas idas y venidas de la amistad, le he descubierto como un hombre inquieto y avido, culturalmente hablando, por lo que, si cabe, la afinidad ha ido creciendo. Yo también se lo que es recuperar de adulto el tiempo que no quise aprovechar en el instituto. Ah! Si! Los defectos. Claro que los tiene. Uno casi tan gordo como él: Comete la gran equivocación de esperar que se comporten con él como él lo hace con los demás. Bueno... al fin y al cabo... un romántico más.
El día que conocí a Diego...
Tantísimos años después me siento orgulloso de ser su amigo y poder compartir con palabras sencillas lo que el mejor de los poetas no sabría decir con el diccionario de la RALE a la espalda.
el día que yo conocí a Diego no lo recuerdo, estaba más preocupado en sobrevivir en el instituto que otra cosa.... sí recuerdo cuando me enroló al Carnaval con un simple "Ortita, quieres salir en una chirigota?" "Vale" le dije, y seguí dibujando, que era lo que me ocupaba el 78% de mi vida. Con el tiempo siempre he mantenido la misma opinión del brujo y por siempre será. Es como un chaval muy grande, sobre todo cuando se ríe a carcajadas. No va a cambiar. Ni él, ni mi opinión. Y eso es lo bueno. Y toca como los ángeles...... del infierno......
Anónimo ha dicho que…
Yo no puedo hablar de vuestras épocas, pero puedo hablar. Porque hay personas que son mudas, y es una gran pena.
Diego es todo un personaje y como dicen sus amigos, quien lo entiende y conoce, sabe apreciarlo.
Comentarios
Ese día dejé de ser el que mejor tocaba del insti y tuve que hacerme notar cambiando las letras de las canciones por otras más "populares" mientras el nuevo idolo de masas rasgeaba la que, hasta entonces, me había dado tantos momentos de gloria y protagonismo. La opción más facil hubiera sido atacar al osado "maolillo" con burlas y descalificaciones hasta aburrirlo pero ¡Que cojones! tocaba de maravilla, así que decidimos hacerle un sitio en nuestra pequeña "familia". Poco tiempo después ya estabamos haciendo un grupo flamenco (que dirigía él), lo habiamos metido en nuestro equipo de futbito y venía con nosotros a los bailes-orgía de los sábados (en su moto de puño bajo). Bueno, lo de orgía era solo por nosotros, que terminabamos despelotándonos por la barriada Santa Marta a fuerza de mezclar Martini con Aguardiente porque era lo más barato. Fué nuestra Juventud, no mejor ni peor que otras, sencillamente... la nuestra. Recuerdo que en la primera cabalgata ya saliamos cantando y estrenamos nuestro primer popurrí, además de alguna que otra rumbita y sevillana, que era lo que nos sabiamos. Todavía no teniamos ni idea de eso de los tres-por-cuatro.
Cuando volvimos de la puta mili (obligatoria entonces) ya habiamos escuchado carnaval y teniamos claro que queriamos hacer "eso", pero aquello de las modalidades empezó a dividir lo que hasta entonces había sido una pandilla unida y Diego se tiró por la comparsa. Lástima, nadie es perfecto.
Veintimuchos años depués de nuestro primer grupo y casi treinta después de conocernos sigo manteniendo con él la misma amistad que entonces. Con nuestras vidas, nuestras obligaciones... pero siempre con una respuesta cariñosa al descolgar el móvil.
Yo tiré por el camino de la chirigota y él ha sacado la comparsa más sincera sobre el escenario que ha dado el carnaval de Huelva.
A su manera, con sus tendencias, con sus gustos personales y su forma de entender Nuestra Fiesta se ha consolidado como uno de los autores de culto en la modalidad.
Por otra parte, en una de las muchas idas y venidas de la amistad, le he descubierto como un hombre inquieto y avido, culturalmente hablando, por lo que, si cabe, la afinidad ha ido creciendo. Yo también se lo que es recuperar de adulto el tiempo que no quise aprovechar en el instituto.
Ah! Si! Los defectos. Claro que los tiene. Uno casi tan gordo como él: Comete la gran equivocación de esperar que se comporten con él como él lo hace con los demás.
Bueno... al fin y al cabo... un romántico más.
El día que conocí a Diego...
Tantísimos años después me siento orgulloso de ser su amigo y poder compartir con palabras sencillas lo que el mejor de los poetas no sabría decir con el diccionario de la RALE a la espalda.
Por cierto... ¡¡¡¡¡ FELIZ CUMPLEAÑOS, BRUJO !!!!!
Diego es todo un personaje y como dicen sus amigos, quien lo entiende y conoce, sabe apreciarlo.